Cuando Jesucristo envió a los setenta discípulos para que fueran por las ciudades y aldeas de alrededor, les dio autoridad para sanar toda dolencia y enfermedad en aquellos que les recibían y aceptaban el mensaje glorioso del reino de los cielos.
Ellos fueron anunciando la gran verdad y grandes obras eran realizadas por sus manos en el nombre del Señor. ¡Cuántos tristes consolados, cuántos enfermos sanados, cuántos cautivos del diablo puestos en libertad!
Ellos regresaron gozosos contando la victoria obtenida, y diciendo: «Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre»; y Cristo, mirándoles llenos del gozo que produce convertir en gozosos a los tristes, les añade más, diciendo: «Antes gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.»
Y el mismo Jesús se alegró en espíritu y dijo:
«Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños: así, Padre, porque así te agradó». Luc.10:21.
1.- Gozo en aquellos que reciben la virtud salvadora y sanadora.
2.- Gozo en los discípulos de Cristo que imparten esta virtud.
3.- Gozo para el Señor y para los ángeles. Es triple el gozo.
Personalmente he podido experimentar repetidas veces esa honda satisfacción que nos llena cuando vemos una vida cambiada, un pecador arrepentido, un enfermo sanado, un hogar reconstruído ante el toque potente del Espíritu Santo que se manifiesta por nuestras palabras.
A veces me pregunto: ¿Qué sería de mí si todavía no hubiera dedicado mi vida a la obra de Dios? Triste estuviera. ¿Y qué de aquéllos a quienes he llevado un poco de consuelo en mi carrera cristiana? Aún permanecerían llorando hasta encontrar con otro de los enviados.
Hermano miembro de la iglesia: Tú, que sigues estancado en tus propios asuntos, aunque el Señor te ha llamado repetidas veces para una obra mayor, ¿no miras a Cristo que quiere alegrarse en espíritu llenando de gozo tu corazón, escribiendo tu nombre en el libro de la vida? ¿No miras tantas almas perdidas que te aguardan con llanto y con dolor? Tú podrás consolarlas cuando el Señor te llene. El Señor quiere llenarte cuando le sirvas en su ministerio. ¿Permanecerás prolongando tanta miseria, cuando podría haber TRIPLE GOZO?
Ev. B. Luis, Cienfuegos, 1962.
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